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altUna Declaración Breve y No-Técnica de la Fe Reformada

Benjamín B. Warfield

Seleccionado de los Escritos Breves de Benjamin B. Warfield – Volument I pp. 407-410 John E. Meeter, editor (Nutley, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Company, 1970)

1. Yo creo que mi primera meta en la vida y la muerte es glorificar a Dios y disfrutarle por siempre; y que Dios me enseña como glorificarle y disfrutarle en Su Santa Palabra, eso es, la Biblia, la cual El ha dado por la infalible inspiración de Su Espíritu Santo a fin de que yo sepa con certidumbre que debo de creer concerniente a El y cual es el deber que El requiere de mí.

2. Yo creo que Dios es un Espíritu, infinito, eterno e incomparable en todo Su ser; un Dios en tres personas, el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, mi Creador, mi Redentor, mi Santificador; en cuyo poder y sabiduría, justicia, bondad y verdad yo puedo poner mi confianza con seguridad.

3. Yo creo que los cielos y la tierra, y todo lo que en ellos hay es, la obra de las manos de Dios; y que todo lo que El ha hecho, en todas sus acciones, es dirigido y gobernado por El de tal manera que cumplen el fin por el cual ellos fueron creados, y que yo quien confío en El no he de ser avergonzado sino que puedo descansar seguro en la protección de su amor todopoderoso.

4. Yo creo que Dios creó al hombre a su imagen, en su conocimiento, justicia y santidad, y entró en un pacto de vida con el sobre la condición de la obediencia la cual era su deber: de tal forma que al pecar voluntariamente contra Dios el hombre cayó en el pecado y miseria en la cual yo he nacido.

5. Yo creo que, habiendo caído en Adán, mi primer padre; Yo soy, por naturaleza hijo de ira, estoy bajo la condenación de Dios y corrupto en cuerpo y alma, inclinado al mal y merecedor de la muerte eterna; de cual horrible estado yo no puedo ser librado a no ser por la gracia inmerecida de Dios mi Salvador.

6. Yo creo que Dios no ha dejado que este mundo perezca en pecado, sino que de su garn amor con que lo ha amado, desde toda la eternidad, ha escogido gratuitamente para Sí una multitud la cual ningún hombre puede contar, para librarlos de sus pecados y miseria, y de ellos construir de nuevamente en el mundo Su reino de justicia: en dicho reino yo puedo estar seguro que tengo mi parte, si me agarro fuertemente de Cristo el Señor.

7. Yo creo que Dios ha redimido Su pueblo para sí por medio de Jesucristo nuestro Señor; quien, aunque era y continúa siendo el eterno Hijo de Dios, aun así nació de una mujer, bajo la ley, para redimir a los que estaban bajo la ley: Yo creo que el llevó la penalidad por mis pecado en su cuerpo en el madero, y cumplió en Su propia persona la obediencia que yo debo a la justicia de Dios, y ahora me presenta ante Su Padre como Su posesión comprada, para la gloria de Su gracia por siempre: por lo que renunciando a todo mérito propio, yo pongo toda mi confianza solamente en la sangre y la justicia de Jesucristo mi Redentor.

8. Yo creo que Jesucristo mi Redentor, quien murió por mis ofensas fue levantado de entre los muertos para mi justificación, y ascendió a los cielos, donde El está sentado a la diestra del Padre Todopoderoso, continuamente haciendo intercesión por Su pueblo, y gobernando el mundo entero como cabeza sobre todas las cosas por la Iglesia: Por lo que yo no temo mal alguno y puedo saber certeramente que nada podrá arrebatarme de Sus manos y nada podrá separarme de Su amor.

9. Yo creo que la redención obrada por Jesucristo es efectivamente aplicada a Su pueblo por el Espíritu Santo, quien obra la fe en mí y que por medio de ella me une a Cristo, me renueva en todo mi ser según la imagen de Dios, y me capacita  más y más para morir al pecado y vivir para la justicia; hasta, que esta obra de gracia siendo completada en mí, yo sea recibido en gloria: en lo cual permaneciendo en esta gran esperanza, yo debo siempre luchar por perfeccionar la santidad en el temor de Dios.

10. Yo creo que Dios requiere de mí, bajo el evangelio, primero que nada, que, de un verdadero sentido de mi pecado y miseria y reconociendo Su misericordia en Cristo, yo me vuelvo con dolor y odio alejándome de mi pecado para recibir y descansar únicamente sobre Jesucristo para salvación; y que, siendo unido a El, yo pueda recibir perdón de mis pecados y ser aceptado como justo a la vista de Dios, solamente por la justicia de Cristo siendo imputada a mí y siendo recibida exclusivamente por la fe: y de esta manera solamente yo creo que puedo ser recibido en el número y tener el derecho y todos los privilegios de los hijos de Dios.

11. Yo creo que, habiendo sido perdonado y aceptado por el amor de Cristo, además es requerido de mí que yo camine en el Espíritu el cual El ha comprado para mí, y por medio de el cual, el amor es derramado abundantemente en mi corazón; cumpliendo la obediencia que debo a Cristo mi Rey; obrando fielmente en todos mis deberes puestos sobre mi por la santa ley de Dios mi Padre celestial; y continuamente reflexionando en mi vida y conducta, el perfecto ejemplo puesto delante de mí por Jesucristo mi Líder, quien ha muerto por mí y me ha concedido Su Santo Espíritu a fin de que yo pueda andar en buenas obras las cuales Dios preparó de antemano para que yo camine en ellas.

12. Yo creo que Dios estableció Su Iglesia en el mundo y la capacitó con el Ministerio de la Palabra y las sagradas ordenanzas del Bautismo, la Cena del Señor y la Oración; de manera que a través de estos medios, las riquezas de Su gracia en el evangelio sean dadas a conocer al mundo, y por medio de la bendición de Cristo y por la operación de Su Espíritu, ellos puedan recibir por la fe y que los beneficios de la redención puedan ser comunicados a su pueblo: por lo cual es también requerido de mí que preste atención a estos medios de gracia con diligencia, preparación, y oración, de tal manera que através de ellos yo pueda ser instruido y fortalecido en la fe, y en la santidad de vida y en el amor; y que yo mis mejores empeños para llevar este evangelio y transmitir estos medios de gracia al mundo entero.

13.Yo creo que Jesucristo ha venido una vez en gracia, y también El ha de venir una segunda vez en gloria, a juzgar el mundo con justicia y asignar a cada uno su recompense eternal: y yo creo que si yo muero en Cristo, mi alma será en la muerte hecha perfecta en santidad e iré a mi hogar celestial con el Señor; y cuando el vuelva en Su majestad yo seré levantado en gloria y bendecido perfectamente en el disfrute total de Dios por toda la eternidad; motivado por esta bendita esperanza es requerido de mí que yo voluntariamente tome mi parte del sufrimiento y las dificultades aquí como buen soldado de Jesucristo, siendo asegurado que si muere con El, yo también viviré con El, si yo permanezco, también reinaré con El.

Y a Aquel, mi Redentor,

Con el Padre,

Y el Espíritu Santo,

Tres Personas, Un Dios,

Sea al Gloria por siempre, un mundo sin fin,

Amén y Amén.

 

Traducido por: Jorge L. Trujillo

4 de Agosto, 2013.