Un concepto muy cercano también se le conoce como "MORALISMO" a quienes basan la salvación o mérito sobre las buenas obras, actos de obediencia o buena conducta. Tanto el LEGALISMO como el MORALISMO son condenados en la Biblia.  

 

El Moralismo es condenado en la epístola de Pablo a los Romanos (cap.3:9-20) donde Pablo condena a todos los gentiles que piensan que por la buena conducta serán salvados y también a los judíos que por quebrantar la ley de Dios son condenados. "No hay justo ni uno solo, no hay quien haga lo bueno" (v. 10).

 

En la carta a los Gálatas, llamada por los teólogos "la carta de emancipación del cristiano" el apóstol Pablo condena los judaizantes quienes decía que para mantenerse salvados en Cristo los gentiles debían guardar "las obras de la ley" lo cuál incluía la circuncisión y las dietas del Antiguo Testamento (AT). En la misma carta Pablo también condena la practica de la separación de razas donde los judíos no se mezclaban con los gentiles por considerarlos inmundos. Ese mismo pensamiento se le condenó a Pedro en Hechos 10 cuando en su corazón había cierta reserva contra quienes no eran judíos. Pablo concluye lo siguiente en su tratado a los Gálatas "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído" (Gal. 5:4).

 

Además, en su carta a los Colosenses Pablo condena también el guardar los sábados, los días de Fiesta, y las dietas del AT como medio de demonstrar superioridad espiritual o asegurar la salvación. 

 

El primer concilio de la iglesia en Jerusalén (Hechos 15) trató específicamente sobre ese tema lo cuál incluyó como motivo principal la práctica de la circuncisión de los no judíos convertidos a Cristo. 

 

Por dirección del Espíritu Santo se le Ordenó a los cristianos judíos a no adherirse a ninguna cosa en la ley sino sólo el abstenerse de fornicación, de idolatría, consumo de sangre lo, y animales ahogados, lo cuál está ligado a las prácticas idolatras de los gentiles. 

 

 

No obstante, el propósito de los mandamientos y la ley de Dios como tal han sido revelados tienen tres propósitos principales:

 

1. Condenar a todos como culpables ante Dios. La ley escrita expone la ley interior en a conciencia de cada hombre que sabe lo bueno y lo malo ya que "por medio de la ley es el conocimiento de pecado". La ley hace al pecado más claro y evidente. 

 

2. Llevar al hombre a Cristo y aferrarse a su gracia y misericordia cuando ese  hombre reconoce la IMPOSIBILIDAD de salvarse por medio de guardar la ley. "El fin u objetivo de la ley es Cristo". Cristo guardó perfectamente la ley de tal manera que quienes confían (tienen fe) el Él reciban esa obediencia perfecta imputada a su cuenta como si ellos mismos lo hubiesen hecho. Esa es la única base para la salvación. 

 

3. Finalmente, lo que conocemos como "el tercer uso de la ley" se refiere a la importancia de la ley de Dios en la vida del creyente. Aunque la ley no sirve como 'medio' de salvación ni como 'permanencia' de salvación, la misma nos ayuda a guiar nuestras vidas en agrado a Dios. Una evidencia del que ha sido salvado es su reconocimiento de que la ley de Dios es justa, santa, y perfecta.  

 

 

Sin embargo, el guardar LEY como tal, no es necesariamente la marca del verdadero cristiano. Tanto Juan como Pablo resaltan que es el amor a los demás cristianos lo que identifica quiénes son los verdaderos seguidores de Jesús.  Ese fue el nuevo mandamiento de Jesús a sus discípulos "un nuevo mandamiento os doy, que os ameis unos a otros" (Juan 14). Esa fue también la condición que el mismo Maestro nos dejó  "y en esto conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis unos a otros". Juan dice que el que no ama a otro cristiano es mentiroso y tampoco ama a Dios. Y otra vez Pablo dice "el amor es el cumplimiento de la ley" (Rom.  13:10).

El AMOR EXPONE EL ERROR:

Como creyentes que amamos las ovejas y el rebaño del Señor luchamos por la pureza de la doctrina y la verdadera expresión bíblica la santa adoración a Dios. El amor por la iglesia incluye el rechazo de los falsificadores. Entendemos que hay enseñanzas extrañas y condenables que han sido introducidas en la iglesia y deben ser combatidas y rechazadas.

 

Los falsos profetas y maestros deben ser evitados, señalados y condenados ya que mienten al pueblo y reclaman autoridad divina,  toman el nombre de Dios en vano, engañan y ridiculizan la fe verdadera con sus pretensiones y falsedades generando falsas expectativas y creando confusión y vergüenza en la Iglesia y en el mundo.

EL AMOR VERDADERO:

 

Sin embargo, el ser o no ser cristiano está por encima de las formas, los dogmas y las diferencias denominacionales.

 

El cuerpo de Cristo es mucho más grande y su gracia más extendida que nuestro "grupito" favorito. El "denomicionalismo" es otra forma de salvación inventada por los hombres como prueba de ser o de continuar salvado lo cual es tan malvado y antibiblico como el moralismo o el legalismo. 

 

El amor a otros se expresa por encima de las diferencias doctrinales y el sectarismo. Ese es un tema que Pablo condena en su carta a los corintios y los llama niños en la fe por dividirse en grupos (paulinistas, petrinistas, y apolinistas).  Quien pone su denominación por encima del amor a su hermano demuestra con tal acción que tampoco ama a Dios. El Espíritu Santo nos lleva al amor genuino y verdadero de la familia (los otros hijos) de Dios y ninguno de nosotros somos perfectos. 

 

Es sólo la perfección de Cristo imputada a nuestra cuenta la que nos une al Señor. Por eso comprendamos que el pueblo de Dios está esparcido por toda la faz de la tierra. Los cristianos militan en todos los grupos, denominaciones, e iglesias locales formando así un sólo cuerpo místico y universal (católico) en su unión a Cristo. 

 

 

Escrito: 02-06-2023

Publicado: 02-07-2023