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La Ley y el Evangelio de Gracia
Por Mathew J. Slick
Ministerio de Apologética e Investigación
Cristiana - MAIC
La
Ley es los "Haz" y "No hagas" del comportamiento
moral. Dios dio la Ley de modo que la gente tuviese una guía para vivir y
una norma por la cual pudiesen reconocer su propia pecaminosidad y la
pureza de Dios. Hay 613 mandamientos en el Antiguo Testamento. Ellos
supervisan el comportamiento moral, judicial y religioso.
La Ley refleja el carácter de Dios, porque ella
proviene del corazón mismo de Dios. La Biblia dice que de la abundancia
del corazón habla la boca (Mat 12:34). Cuando Dios dio la Ley, estaba
hablando desde la abundancia de Su corazón. Estaba hablando de lo que
estaba en El. Por tanto, la Ley es buena, pura, justa y santa. Está mal
mentir, porque mentir es contrario a la naturaleza de Dios. Está mal
robar, porque el robo es contrario a la naturaleza de Dios.
Proviniendo, como proviene, del corazón mismo de
Dios, y habiendo sido dada a los hombres, esta Ley es una norma para la
conducta humana; una norma perfecta. Porque la Ley es perfecta, y nosotros
no lo somos, es imposible que ella sea cumplida por personas pecaminosas.
Fue por esta razón que la Ley se convirtió en una piedra de tropiezo. Se
convirtió en un obstáculo para el hombre, porque es una norma perfecta e
inalcanzable. La Ley, así, trae lo opuesto de aquello que exige. La Ley
manda ser perfecto, pero le demuestra que usted no lo es. Dice que hay que
ser santo, pero le condena cuando usted no lo es. Ya que no nos es posible
cumplir con al Ley y ganar así nuestro lugar con Dios, necesitamos que la
santidad de Dios nos sea dada; simplemente porque no hay forma en que por
nosotros mismos estemos a la altura de Dios. Por tanto, "... la Ley
ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos
justificados por la fe" (Gálatas 3:24). Es decir que la Ley nos
muestra que no podemos alcanzar a Dios por medio de lo que nosotros
hacemos. Necesitamos de la gracia de Dios que se halla en Cristo Jesús y
se manifestó en Su sacrificio.
- La Ley revela nuestra
pecaminosidad
- "porque por las
obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él,
ya que por medio de la Ley es el conocimiento del pecado."
(Rom. 3:20).
- "¿Qué, pues,
diremos? ¿La Ley es pecado? ¡De ninguna manera! Pero yo no conocí
el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la codicia, si al
Ley no dijera: «No codiciarás»." (Rom. 7:7).
La Ley es para quienes
no están bajo la gracia.
"Pero sabemos que
todo lo que la Ley dice, lo dice a los que están bajo la Ley, para
que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios"
(Rom. 3:19).
"El pecado no se
enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la Ley, sino bajo la
gracia" (Rom. 6:14).
No one is justified by
the Law.
"porque por las
obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él"
(Rom. 3:20).
La Ley no hace
concesiones, sino que exige.
- "Todos los que
dependen de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito
está: «Maldito sea el que no permanezca en todas las cosas
escritas en el libro de la Ley, para cumplirlas" (Gal. 3:10).
La Ley es espiritual;
obra en el Espíritu, no en el cuerpo.
"Sabemos que la
Ley es espiritual; pero yo soy carnal" (Rom. 7:14).
"No harás..."
se aplica al corazón (la voluntad), no al cuerpo.
Somos hechos justos ante
la vista de Dios por gracia, aparte de la Ley de Dios.
"Concluimos, pues,
que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley"
(Rom. 3:28).
"Justificados,
pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo" (Rom. 5:1).
"sabiendo que el
hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de
Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser
justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la Ley, por
cuanto por las obras de la Ley nadie será justificado" (Gal.
2:16).
La Ley trae juicio.
"La Ley produce
ira" (Rom. 4:15).
La Ley nos prepara para
el Evangelio
La Ley nos muestra que
el don gratuito del Evangelio es la única forma de alcanzar la
justicia.
"De manera que la
Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin de que fuéramos
justificados por la fe." (Gal. 3:24).
- La salvación por
gracia a través de la fe (Efesios 2:8) solamente se encuentra
en la religión cristiana. Solamente el cristianismo tiene el
mensaje de la gratuita e inmerecida gracia de Dios.
La Ley es para el Impío.
"Pero sabemos que
la Ley es buena, si uno la usa legítimamente, conociendo esto: que
la Ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y
desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y
profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para
los fornicarios, para los sodomitas, para los secuestradores, para
los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana
doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bienaventurado..."
(1 Tim. 1:8-11).
La Ley difiere del
Evangelio en:
La forma de revelación.
- La Ley se revela
en el corazón del hombre.
- "Cuando
los gentiles que no tienen la Ley hacen por naturaleza lo
que es de la Ley, estos, aunque no tengan Ley, son ley para
sí mismos, mostrando al obra de la Ley escrita en sus
corazones..." (Rom. 2:14-15).
- Sería
imposible convertir a nadie si la Ley no hubiese sido
escrita en su corazón, porque la Ley es la que revela el
pecado (Rom. 3:20).
- El Evangelio viene
por revelación directa; no está escrito en el corazón.
- "Además
os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el
cual también recibisteis, en el cual también perseveráis"
(1 Cor. 15:1).
El contenido.
- La Ley dice lo que
la gente tiene que hacer (nuestras obras); tiene exigencias
(Deut. 27:26).
- El Evangelio
revela lo que Dios está haciendo (la obra de Dios). Por tanto,
no exige de nosotros nada excepto la fe (Rom. 6:23).
- La Ley es la lista
de "Haz" y "No hagas" (Exodo 20)
- El Evangelio es la
muerte, entierro y resurrección de Cristo por los pecados (1
Cor. 15:1-4).
- Contiene
gracia y verdad (Juan 1:17) porque el Evangelio es acerca de
Jesús.
Sus promesas
- Tanto la Ley como
el Evangelio prometen vida eterna:
- La Ley por
obediencia completa a todos sus mandamientos (Lev. 18:5;
Lucas 10:26).
- El Evangelio
por gracia, incondicionalmente (Rom. 3:22-24, Efesios
2:8-9). No exige nada ni profiere amenazas, sino que quita
del pecador el deseo de pecar.
Los Efectos de Predicar
la Ley.
La Ley nos dice qué
debemos hacer, pero no nos capacita para hacerlo. Esto puede ser
frustrante, ¡porque no podemos cumplirla!
La Ley le revela al
hombre su pecado. No ofrece ayuda para que se libre de él; arroja
al hombre a la desesperación.
- "...Pero yo
no conocí el pecado sino por la Ley; y tampoco conocería la
codicia, si al Ley no dijera: «No codiciarás»." (Rom.
7:7).
La Ley trae conciencia
de maldición, el infierno y la desesperación.
- "Pero
vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y
vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho que oculte de
vosotros su rostro para no oíros." (Isaías 59:2).
- "Cristo nos
redimió de la maldición de la Ley, haciéndose maldición por
nosotros (pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado
en un madero»)" (Gal. 3:13).
Los Efectos de Predicar
el Evangelio.
El Evangelio exige fe
y nos la otorga.
- "Así que la
fe es por el oír, y el oír por la palabra de Cristo"
(Rom. 10:17, Reina-Valera 1995 margen).
El Evangelio no
condena al pecador.
- "Ahora, pues,
ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús"
(Rom. 8:1).
El Evangelio no exige
que el hombre haga nada bueno, ni en su corazón, mente o cuerpo,
porque es un don gratuito.
- "Porque la
paga del pecado es muerte, pero la dádiva de Dios es vida
eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro." (Rom. 6:23).
A Quiénes se le
Predican la Ley y el Evangelio.
La Ley es predicada a
los pecadores, aquellos obstinados en su pecado
- "Pero sabemos
que la Ley es buena, si uno la usa legítimamente, conociendo
esto: que la Ley no fue dada para el justo, sino para los
transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores,
para los irreverentes y profanos, para los parricidas y
matricidas, para los homicidas, para los fornicarios, para los
sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y
perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina,..."
(1 Tim. 1:8-10).
El Evangelio se les
predica a quienes están alarmados, atemorizados, heridos por la Ley,
a aquellos que tienen sed por el mensaje del Evangelio.
- "...por medio
de la Ley es el conocimiento del pecado" (Rom. 3:20)
- "De manera
que la Ley ha sido nuestro guía para llevarnos a Cristo, a fin
de que fuéramos justificados por la fe" (Gál. 3:24).
De manera que la ley ha sido nuestro ayo para llevarnos a Cristo,
a fin de que fuesemos justificados por la fe.
Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.
Galatas 3:24-25
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