-Jorge L. Trujillo
Quizás a usted también le ha pasado (o le pasará) esto. En varias ocasiones tenemos entre nosotros personas que vienen del Catolicismo Romano y quienes están acostumbradas a “orar o rezar por los muertos”. Una persona con un corazón muy dolido le pide a usted, como pastor, que “ore o rece por un ser querido que ha partido”. Esta pregunta le puede agarrar por sorpresa y no saber que hacer de momento y hasta ponerlo a la defensiva. ¿Qué se puede hacer ante esa situación?
Les voy a compartir lo que he hecho cuando me ha pasado eso. Una vez después del culto de adoración una señora que vino de visita se me acercó con lágrimas en sus ojos y me pidió que hiciera una oración por su esposo en el aniversario de su muerte. En otra ocasión en un culto de oración alguien me pidió que orara por un ser querido que había fallecido recientemente. Otras veces se me ha pedido que haga una oración por el alma y descanso de un recién fallecido. ¿Qué hacemos entonces? La respuesta que viene de momento a nuestra mente “nosotros no hacemos eso”, y “orar por los muertos es algo que no es bíblico, eso lo hace la Iglesia Católica o la Iglesia Ortodoxa.” Pero no es el momento para entrar en una larga apología de nuestra fe.
Como ministros evangélicos podemos hacer algo parecido cuando se nos llama a dirigir el culto fúnebre de una persona no creyente o alguien el cual no conocíamos su vida espiritual. En vez de comenzar con un estudio bíblico sobre “porque nosotros no oramos por los muertos”, podemos manejar la situación apropiadamente de la siguiente manera sin despreciar la preocupación e interés espiritual de quien hace la petición. Esto es lo que hago:
- Primero, comienzo expresando mi verdadero pésame y ofreciendo mi condolencia por la partida del ser querido.
- Sigo haciendo algunas breves preguntas sobre el fallecido. ¿Cuál es el nombre? ¿Quién era la persona que murió? ¿Qué parientes o familiares dejó atrás? ¿Si era creyente o no?
- Luego, con esta información en mente, comienzo a orar así:
- Comienzo reconociendo que Dios es el soberano sobre la vida y la muerte y que él es Dios tanto de vivos como de muertos y quien nos concede “los días de su vida debajo del sol”. (Eclesiastés 8:15, Génesis 2:7; Salmos 33:18-20)
- Sigo la oración dando gracias a Dios por la vida de la persona de quien murió, por haberla traído a la vida de sus familiares, parientes, y amigos que le amaron y disfrutaron en vida. Fue Dios quien puso esa persona en este mundo en el tiempo y lugar que el en su soberanía vio apropiado. (Hechos 17:26)
- Si murió en Cristo, siendo creyente, pido que Dios que le dé el descanso prometido a todos aquellos que mueren en comunión con Dios y gracia ante su presencia en el día de juicio. (1 Tes. 4:13; 2 Tim. 1:18; Heb. 12:22-23)
- Doy gracias a Dios por cualquier impacto positivo que esa persona haya podido tener en sus seres queridos y que el testimonio de su vida sea de bendición a los vivientes (Heb. 12:1; Rev. 14:13)
- Puedo pedir por el perdón por aquellos a quienes haya herido u ofendido mientras estaba en vida. (Mateo 6:12)
- Luego, paso a orar por quienes le sobreviven para que tengan el consuelo que solo Dios puede dar aun en medio del dolor. (1 Tes. 3:7)
- Pido a Dios por sus familiares vivos y que si no le conocen puedan venir a la salvación por medio de Cristo. (1 Tim. 2:1-4)
- Termino dando gracias a Dios el juez justo en cuyas manos está el destino de todos los hombres y porque es nuestra viva esperanza Cristiana de que un día la muerte será sorbida por la victoria y porque todos aquellos han muerte en Cristo resucitaran venciendo la muerte y nunca más han de morir. (1 Cor. 15:54-55; 2 Tim. 4:8)
Una oración como esta se enfoca primeramente en Dios quien es el soberano de todas las almas. Segundo, es una intercesión por los vivos tanto por consuelo como por la salvación. Tercero, también sirve de ayuda al que está de luto a reflexionar sobre su vida y a descansar en el poder de Dios para consolarle en el dolor de la separación. Lo que no hacemos en nuestra oración es declarar salva a quien ha fallecido, especialmente si desconocemos su profesión de fe o estado espiritual al morir.
También es importante también que invitemos a la persona a que siga viniendo a las reuniones de adoración y a que participe en los estudios bíblicos donde se pueden contestar preguntas sobre el estado de los muertos, temas como el purgatorio y sobre todo lo salvación por gracia por medio de la fe.
Escrito: 11 de marzo, 2021
Añadido: 11 de marzo, 2021